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06.11.2025 / Noticias / Worker's Story / Justicia para lxs Limpiadorxs
“Me dije a mí misma que mi sindicato tenía que intervenir, y sí, lo hizo. Hoy estoy muy feliz porque el sindicato me defendió increíblemente bien. Es bueno pertenecer a un sindicato que sabe lo que hace — una comunidad, una familia que realmente se preocupa.”
Jemima, limpiadora en un colegio y afiliada a UVW
Tras casi 20 años de trabajo como limpiadora en una escuela de Londres, Jemima, originaria de Ghana, fue despedida después de regresar de un permiso por motivos familiares no remunerado para asistir al funeral de su hermana. Con el apoyo de United Voices of the World (UVW), impugnó su despido y consiguió su reincorporación. Su victoria demuestra que ningún trabajadxr debería ser castigadx por hacer lo que es humano y justo, y que, juntos, podemos hacer que los empleadores rindan cuentas.
A comienzos de este año, Jemima solicitó unos días libres para viajar a Ghana y asistir al funeral de su hermana. Como la escuela estaba abierta en esas fechas, su empleador —una empresa contratista de limpieza que presta servicios en la escuela— aceptó su solicitud con la condición de que el permiso sería no remunerado, lo cual ella aceptó. Pero cuando regresó tres semanas después, le ordenaron abandonar inmediatamente las instalaciones. Días más tarde, recibió una carta de despido en la que se la acusaba de “bajos niveles de asistencia y puntualidad” y de “no seguir las instrucciones de la dirección”. No se llevó a cabo ninguna investigación ni proceso disciplinario, y a Jemima se le negó la oportunidad de responder o de contar con un representante sindical —una clara vulneración de sus derechos.
UVW apeló el despido por motivos de irregularidades de procedimiento y discriminación por discapacidad, argumentando que la empresa había infringido tanto la Ley de Relaciones Laborales de 1999 como la Ley de Igualdad de 2010.
Jemima padece problemas de salud de larga duración, pero su empleador nunca la remitió al servicio de salud laboral —médicos contratados por las empresas para evaluar la salud de los trabajadores y recomendar adaptaciones— ni realizó ajustes razonables en sus funciones para adaptarse a su condición. Al alegar problemas de asistencia y puntualidad vinculados a su discapacidad, y al no hacer los ajustes razonables ni remitirla a salud laboral, consideramos que la empresa actuó en violación de la Ley de Igualdad de 2010.

«Me uní a UVW en febrero de 2021», contó Jemima. «Mi objetivo era tener apoyo siempre que necesitara luchar por mis derechos, o si sentía que me discriminaban, engañaban o trataban injustamente en el trabajo».
El caso fue tan claro que, tras una breve audiencia de apelación de solo 30 minutos, la empresa admitió su error y la reincorporó. ¡Jemima recuperó su trabajo!
«He trabajado para mi empleador durante más de 18 años, y sentí que querían echarme sin motivo», dijo. «Mi sindicato intervino para ayudarme a defenderme, y juntos ganamos. UVW está probado y demostrado. Recomiendo UVW a todo el mundo que quiera unirse a una familia que se preocupa y siempre tiene en cuenta los intereses de sus miembros».
El caso de Jemima no es un caso aislado; refleja los desafíos a los que se enfrentan muchxs trabajadores migrantes y con bajos salarios. Su experiencia demuestra que, sin importar los años de servicio o la lealtad hacia una empresa, los trabajadores aún pueden ser tratados injustamente — pero con solidaridad y persistencia, la justicia gana.
Si estás viviendo una situación similar en tu trabajo, únete a UVW y luchemos juntos >>
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